GENERACIÓN 2000: Nueva poesía

Es una nueva generación de poetas sobre la que reflexionan autores como Domingo Sánchez Mesa en "Cambio de siglo" Rafael Morales en "Poetas y poéticas para la España del siglo XXI" Martín Rodríguez Gaona en "Mejorando lo presente  o  Luis Antonio de Villena en su antología "La inteligencia y el hacha"  donde reúnen a autores que por edad van desde Juan A. González Iglesias (Salamanca 1964) a David Leo García (Málaga 1988)




Un abanico de poetas y estilos que si es cierto que rompen con la poesía de la experiencia de la Generación de los 80, no renuncian al realismo, analizándolo con diferente mirada, no en vano es una generación nacida en democracia.




Por su edad es una Generación que busca experimentar otras formas y explorar nuevos caminos en búsqueda constante de una identidad. 



Una búsqueda de identidad que puede desembocar en una confluencia de estilos o en una diversificación de estos de la que puede que sólo les quede como seña común, el hecho de haber compartido una etapa histórica o un simple período de tiempo a la hora de establecer sus límites.  


Una generación urbana, que domina el lenguaje, el estilo directo y claro, con gran firmeza conceptual, que incorpora a su trabajo la ciencia, la filosofía, el arte en general y cuya curiosidad le lleva a experimentar.



Una generación nacida con Internet, que se mueve en redes sociales tanto como en revistas literarias, que no renuncia a nada y todo lo desacraliza, donde los autores clásicos y los mass - media conviven sin complejos en sus obras. 



Una generación que hoy por hoy carece de esa publicación de referencia como lo fue en los años sesenta  para los novísimos "Arde el mar" de Pere Gimferrer o ya en los años ochenta para los poetas de la experiencia "Habitaciones separadas" de Luis García Montero. 


GENERACIÓN 2000








El más veterano de esta generación define su línea poética enmarcada entre lo clásico y la renovación. A su idea de armonía con el mundo une, mediante un magnífico sentido del ritmo, la exaltación de la belleza y el culto al cuerpo, sin que eso le impida que sus poemas hablen del mundo contemporáneo con esa libertad léxica que proporciona un lenguaje actual sereno y acertado.


Acepto que belleza es la fulguración...


Acepto que belleza es la fulguración
natural de las cosas naturales.
Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
porque cumplen remotas instrucciones gen éticas.
Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
construyen un lugar necesario en el mundo.
Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
cruza por mi cerebro la palabra milagro.








RAQUEL LANSEROS 

Con un estilo directo y claro nos muestra una gran firmeza intelectual y una pregunta constante sobre la esencia de las cosas. Cree en el ser humano y en la importante misión a la que está llamado el/la poeta a través de la palabra y en el encuentro y regocijo del ser humano a través de ella. 

CONTIGO
Porque no vive el alma entre las cosas
sino en la acción audaz de descifrarlas,
yo amo la luz hermana que alienta mis sentidos.
Mil veces he deseado averiguar quién soy.


2059

He imaginado siempre el día de mi muerte.
Incluso en la niñez, cuando no existe.
Soñaba un fin heroico de planetas en línea.
Cambiar por Rick mi puesto, quedarme en Casablanca
sumergirme en un lago junto a mi amante enfermo
caer como miliciana en una guerra
cuyo idioma no hablo.
Siempre quise una muerte a la altura de la vida.


INVOCACIÓN

Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio,
del cinismo,
de la imparcialidad de hombros encogidos.
Crea yo siempre en la vida
crea yo siempre
en las mil infinitas posibilidades.





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ELENA MEDEL


Una voz fundamental entre nuestros poetas actuales. Algunos de sus poemas más celebrados, siempre de creación pausada, están dedicados al desencanto que llega con la edad y con las circunstancias sociales y laborales que conocen los de su generación.

Aquello en lo que te fijas cuando salimos por las noches

Mi madre me enseñó que la mejor forma de pasar por la
          vida era renunciando a la propiedad particular.
Ella me convenció de que podría transformar los balbuceos
          en música de cámara, con mis zapatos.
Tus zapatos son mágicos, me dijo. Pierde uno y ganarás un marido.
          Vende dos y ante ti se revolverán las semillas de tu reino.

Y yo susurraba: mi reino eterno. Junto a él.
Decidí que los compraría de colores para camuflar mi identidad,
          sobrios si aspiro a desvelar mis secretos.
No tacones ni zapatos planos ni aerodinamismo; le quiero
          suciamente. He descubierto que pasos-pequeños
conducen a una-mujer-seria-con-dos-rayas-absortas.

Descalza, de puntillas, vuelvo a tener diez años y a morirme
          por dentro de tanta soledad.





ISABEL PÉREZ MONTALVÁN



Mi poética, pensé, es esto: estar alerta, aprender a leer el presente y el futuro en la actualidad inmediata y no sólo en el pasado. No sólo la memoria, sino el presente; no sólo la lírica, sino la política, la economía y la sociedad; no sólo el lenguaje de la poesía, sino todo lenguaje que la poesía suele desdeñar; no sólo la cultura elitista, tanta veces ensimismada, sino TODO lo que ocurre puede ser poesía.

Los genes australes (fragmento)

El sur también existe, que dice Benedetti.
No sé si existo, pero si existo soy el sur.
Pienso, luego sur.
Estoy al sur de todo,
a la izquierda del norte judicial y becario,
de la caridad solidaria,
de la nieve que viaja en limusina,
del imperio nipón-germánico,
a la izquierda del verde cantábrico y bursátil.
Y sin botines.

No es verdad que están llenos los hoteles.
Al auténtico sur no llega nadie
ni se viene de vacaciones.
El sur no se visita.
El sur se lleva dentro como un órgano
y no tiene fronteras ni aeropuertos,
pues se expande como un big bang

y es un incendio inextinguible.



Cuatro poemas de Bárbara Butragueño (España, 1985)
BÁRBARA BUTRAGUEÑO

Se puede intuir en sus poemas una intensa noción de justicia que la lleva a combinar a lo largo de su obra, claridad y belleza. Busca ser entendida sin caer en un lenguaje demasiado directo.


Debe usted saberlo
yo nací lejos del umbral
desconozco así su gesto
el canto sereno
con el que otros hablan
las grandes palabras
que a una se le ahuecan
como pájaros mojados
en la boca
durante años he visto hombres
que manejaban con premura el diccionario
y conocían el sentido exacto
de la palabra culpa
y les bastaba
pero a mí que el vocablo se me enquista
y me cava el pecho como un descendimiento
todo me resulta un vagar empedernido
por el líquido articular del dígase amor propio
dígase egoísmo

dígase umbral eterno entre las cosas.


MARTÍN LÓPEZ - VEGA

Su poesía posee un neto carácter narrativo en el que prevalece el deseo de contar por encima de la forma, siempre al servicio del contenido. Esta factura, que puede parecer desaliñada, es fruto, de la necesidad imperiosa de contarlo todo, de no dejarse nada en el tintero, de ofrecer todas las pistas posibles para que no solo el lector, sino el propio poeta, recreen la experiencia vivida en toda su magnitud, sin dejar apenas resquicio alguno a las hipótesis.

La poesía, escribe «es un lugar por encima de los lugares y un tiempo más allá del tiempo», quizá sea esa la razón de que sigamos considerándola alimento imprescindible en nuestra dieta vital. 

EL INVIERNO EN LLANES

Mi abuelo me había hablado de estas cosas: el invierno
no es la nieve, tan extraña en los pueblos de la costa;
el invierno no es sentir como la lluvia
te cala los huesos, es sentirla
penetrar por las mil cicatrices del alma,
muy despacio, inevitablemente. Es sentir
el frío no en las piernas al volver a casa,
sino en las yemas de los dedos
por cada tacto no recordado. En realidad
mi abuelo nunca me dijo estas cosas; o al menos
no me las dijo claramente, me las dejó leer
en el cansancio de sus ojos, o tal vez
las leí a escondidas mientras él las releía
escritas con letra indeleble, punzante, con letras de sal
en la carne viva de su propio corazón. Aquel dolor

me resultaba entonces incomprensible, de tan antiguo.


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LUIS MUÑOZ
  

Capaz de conjuntar el yo y el nosotros a la perfección en sus versos, tiene una fe visionaria en la vitalidad de lo cotidiano. Poeta sutil y escrupuloso, uno de los más brillantes de su generación, que explora como un orfebre la verdad que se esconde más allá del lenguaje vociferado.

"He querido atrapar los poemas en un silencio constructivo", afirma Luis Muñoz "He buscado en las cosas que no se pueden nombrar, consciente de que el poeta también debe saber callarse a tiempo y que la luz aparece muchas veces con el poema terminado".


"La voluntad instala luces 
urgentemente donde no había, 
da una oportunidad y aire 
al momento, 
un suelo adecuado a los propósitos 
y desatado, afín,

como de ala". 



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ANA GORRÍA

Salir de la normalidad, de la seguridad de la rutina, nos asusta. Pero, precisamente, cuando abandonamos la inercia de lo cotidiano comenzamos a crecer. Su poesía nos proporciona pistas para poner en duda esos límites. Sus poemas son estímulos, puntos de partida para abordar de manera activa e interrogadora la realidad y cómo nos construimos como individuos. Responden a un trabajo de búsqueda que hace partícipe al lector, que lo espolea mediante un cuestionamiento de lo que se dice, de cómo se dice y hasta de las propias posibilidades del lenguaje. Sus piezas suponen una constatación de la precariedad existencial, de la falta de certezas, de la fragilidad de nuestras herramientas y de la inseguridad y la vulnerabilidad que nos conforman. Poesía que nos abisma, poesía que nos empuja a respirar con intensidad.


María Magdalena y el barro
--
Casi sucia la nieve, va
ungiendo de alquitrán
el regazo del sueño.
-
Le da forma la voz,
que arrastra los escombros,
lenta y torpe,
-
como el cauce que arrastra su inquietud
-
apenas cristalino,
apenas escondido,
-
la polución, la ruina
en el regazo 
iluminado apenas.


 Ariadna olvida el mar

El rostro reclinó. Desde la orilla
todo era paz. Olor. Inmensidades.
Verdades concedidas al espacio,
suavemente oscilando entre las ramas.
Aspiró el aire frío que se abría
como un sol de papel en los pulmones.
Saber del mar su luz, su pasadizo.

Atrás dejar la sal. Volver a casa.


pardo
Carlos Pardo


Me interesa todo eso que se suele englobar en lo autobiográfico. Es decir, cómo opera lo social en la manera en que nos pensamos a nosotros mismos, cómo nos creamos una identidad. Cómo damos sentido a una experiencia. Cómo viven las personas normales, mediocres, comunes. Intento escribir sobre esos temas sin demasiada pedantería ni narcisismo: de cuántas mentiras estamos hechos. Eso abarca al individuo y al país. También me interesa la vejez y el paso del tiempo. Mis padres, mi mujer, mis amigos. O sea los temas de la literatura de siempre, no soy original.

BASURA

El mar es familiar en el sentido
de una sopa de genes,
y delante del mar hay un estercolero
y un rebaño de ovejas
husmea pobres restos de comida.

De pronto dudas de la seducción
repetitiva de las escombreras,
de los residuos líquidos
y orgánicos del cementerio.
Con qué invisible y duradero encanto

pudren el aire de los vivos

BALADA TRISTE EN LA CIUDAD OLVIDADA